Thursday, December 10, 2009



Ilusiones y política.

Los corazones palpitan con fuerza cuando faltan 48 horas para descorrer la cortina y ver quién pasará la primera valla. El que lo haga levantará la mano.

La ilusión siempre ha sido parte de la vida de cada uno; en muchas oportunidades actúa como un motor que ayuda a avanzar hacia la esperanza. Esta expresión abre la puerta, está conectada con los sueños y los anhelos legítimamente pensados de aquellos que postulan a algo en este difícil ambiente político. Las ilusiones no tienen edad, ni tampoco un tinte religioso, étnico, político, lingüístico ni de de género. Son de la vida y hay una variedad grande.
Las ilusiones sólo están porque forman parte del ser humano, para hacerlo sentir que hay un horizonte que se destaca a la distancia y que su deseo es alcanzarlo, pero tal vez ni exista esa prolongación que a uno lo ilusiona, porque está en la cabeza de cada ser.
Una de las enseñanzas de Buda es que cuanto menos se ilusiona la persona, más capacidad de ser feliz tiene, ya que se conecta con realidad y no con lo que podría suceder. Claro que no siempre sucede y cuando es así, hay decepción y eso es infelicidad momentánea.
Generalmente la ilusión política es un deseo puesto al futuro y como pretensión, puede resultar o no y dependerá del trabajo hecho por cada postulante y la delectación presente del elector.
Serán muchas las posibilidades que deberán re-estudiarse a posteriori y ubicar cada “por qué” de lo sucedido, si no resulta la ilusión soñada.
Lo que sí no habría que olvidar es que los individuos y grupos humanos actúan de tal manera que, a la vez, intentan conseguir sus objetivos e ir abriéndose paso a través de la problemática de la sociedad, casi siempre llena de diversas exigencias, al menos potencialmente contradictorias para algunos de los programas presentados.
Por otro lado, la ilusión de ganar el sillón presidencial chileno significa que no transformará al victorioso en alguien que tiene la capacidad de gobernar, pero sí podría entregarle herramientas fundamentales para intentar realizar lo que promete, excepto se encuentre en una posición engañosa y se reconforte sólo con tener la imagen de un forzado supuesto poder.
La expresión ilusión en psicología, se usa como el término para referirse a una esperanza infundada, y metafóricamente, se utiliza también como un espejismo. En cambio, mirado de otra forma podría ser la esperanza de algo, el anhelo que se cumpla en concreto, como piensan los niños en un árbol de Navidad, que puede o no tenerse en el hogar.
En el caso presidenciable, el Artículo 25 de la Constitución señala: “Para ser elegido Presidente de la República se requiere haber nacido en el territorio de Chile, tener treinta y cinco años de edad y poseer las demás calidades necesarias para ser ciudadano con derecho a sufragio”. Faltó agregar al final de la frase; que tenga ilusiones, que prometa la verdad, que luche por cumplirla y que no defraude a sus votantes y menos a los que no votaron por él (o ella) y evitar llevarse el país para la casa.
Foto:www.juliaardon.com