La belleza de lo imperfecto.

Muchas veces lo feo trae escondida una belleza de valor incalculable. Existen muchos ejemplos al respecto; están en la naturaleza, las cosas y en el ser humano.

La naturaleza no es perfecta, no obstante existe belleza en las cosas imperfectas con que ella cuenta, sobre todo cada vez que uno observa bien a su alrededor.
La afirmación anterior podría confirmarse interpretando las páginas del libro “Wabi-Sabi”, que describe a objetos o ambientes caracterizados por su simpleza rústica. El texto expone con base, el concepto japonés referente a la belleza de lo que no es perfecto e incompleto, sobretodo venido de la naturaleza.
Pero más allá de los elementos de la naturaleza, cualquiera sea su condición, hay otros medios en la vida actual como el vestuario moderno –por ejemplo- que en la actualidad puede apreciarse en la calle, en restaurants, cines, teatros y lugares donde frecuenta la gente universal.
La moda como se concibe en el país, necesita ser novedosa, distinta, atrayente y, al parecer, hasta desaseada en instantes; eso es la moda y medio mundo la usa así. Pantalones, jeans, poleras desgastadas y hasta con agujeros u hoyos concebidos intencionadamente, se han humanizado igual que los bototos y zapatillas de todo estilo. Suelen usarla los jóvenes en toda su variedad. No todo eso es hermoso, muy por el contrario, cada prenda es imperfecta, repelente, caricaturesca y censurable desde el punto de vista de la vestimenta formal, pero tienen una belleza escondida que aquellos que lo visten la disfrutan. La belleza de lo malcarado o lo poco atractivo tiene partidarios en cantidad incontable
De la misma forma se puede percibir en aquellas personas mayormente adultas que tienden a elegir muebles para adornan hogares u oficinas, elijen moblaje antiguo, muy usados, casi reliquias o que lo parezcan, aunque tengan imperfecciones en su terminación o están un tanto descoloridos de su tono original; pero allí está la belleza de aquellos muebles, en el menoscabo y las fallas, junto a los sentimientos y recuerdos familiares que ellos encierran.
La belleza de los defectos ya estaba en las civilizaciones clásicas; los griegos supieron que la belleza total y plena consistía, en buena medida, en la utilización de la imperfección como rasgo característico de la naturaleza humana y de la obra de arte también. Lo que es considerado feo por algunos, no es lo imperfecto sino lo contrahecho o lo osado y audaz. Toda imperfección busca finalizar en lo alto, en lo llamativo, y en esa ruta en un instante repentino, emerge la belleza de lo que no es perfecto.
Pero, además de aquella belleza estática, el ser humano tiene una belleza emprendedora, que se origina de la propia personalidad. Eso lo que se conoce como encanto, gracia, simpatía de la mujer y el hombre.

(Foto: Britney.w.esmas.com.mujer)