Wednesday, October 29, 2008


La venganza del aeródromo Los Cerrillos; Ravinet.


Un brazo gigante salió de ultratumba; Los Cerrillos levantó una mano para que uno de sus sepultureros se hundiera y no lograra conseguir el sillón municipal que aspiraba con seguridad.



Hay que reconocer que jamás se comprendió la verdadera razón de desintegrar un aeródromo de gran utilidad para Santiago, como lo fue Los Cerrillos; una cuna, escuela, academia, laboratorio y taller para miles de los que pasamos por ese lugar para aprender, instruirnos y volar por sus vecindades por más de 30 años.
Nadie sabe con certeza cuales fueron los verdaderos motivos e intereses para hacer desaparecer un aeródromo importante, para realizar un proyecto que representaría al Portal al Bicentenario, pero que hoy yace tirado allí, sin interesados.
Han pasado uno y el fantasma de ese campo de aviación sigue girando en espacios invisibles y tuvo un dedo apuntador, tal vez, similar a aquellos mitos o leyendas como los sucedidos a los descubridores de las tumbas de los faraones egipcios. Transcurrirá el tiempo, pero el espíritu y alma en pena de Los Cerrillos seguirá penando a muchos de los que firmaron documentos para que hicieron desaparecer a esa importante pista de aterrizajes. ¿Cuántos salieron beneficiados con la transacción para lotear y urbanizar los terrenos donde hoy, aún pueden escucharse como truenan los ruidos de motores, el olor a aceite y gasolina de aviación?
Es de esperar que las respuestas claras y precisas puedan salir a la luz alguna vez, aunque pasen años, si bien se sabe que las suspicacias se han ido acrecentando y las críticas no han terminado acerca de la desaparición de Los Cerrillos.
Todo lo que se pueda alegar en favor del Portal Bicentenario, que nadie puede negar que sería una obra –tal vez- necesaria, pero podría haberse escogido otro lugar del Área Metropolitana que no perjudicara tanto a la aviación, a tanta gente, profesionales, técnicos y un sin fin de personas que se beneficiaban con un aeródromo en el centro de la capital y que no dañaba a nadie. Hoy, las cosas son de otra forma, más de 30 empresas que adquirieron bases para la licitación del Portal Bicentenario, no se presentó ninguna. Motivos hay.
No se ha sabido de un lugar que pueda ser capaz de emplazar un nuevo aeródromo, con las mismas condiciones del anterior, con una pista apropiada, un ILS (Sistema de Aterrizaje por Instrumentos), luces correspondientes y adecuadas para vuelos nocturnos y todas los ayudas electrónicas normales para un reemplazar al antiguo Los Cerrillos.
Pero el dedo acusador no se detendrá, dicen aquellos que sí saben de estas cosas. El escarmiento del fantasma del aeródromo Los Cerrillos ha comenzado a cobrar víctimas, tal como sucedió alguna vez a Howard Carter, con la “maldición de de Tutankamón”.
Esta vez habrá que llamarla “la maldición de Los Cerrillos", señor Ravinet.