Sunday, November 09, 2008


Con Barack Obama se cumplió la extraordinaria predicción de Irving Wallace.



Es sabido que vaticinios, presagios y ciencia ficción se adelantan a los hechos que posteriormente -algunos de ellos- se hacen realidad. Expongo el suceso porque Barack Obama ya es presidente electo.

El escritor estadounidense Irving Wallace, de raza blanca, nacido en Chicago el 19 de marzo de 1916 y fallecido el 29 de junio de 1990, no se equivocó cuando se publicó su novela “The man” (El hombre), en 1964, cuya trama era impensada para aquella época; un hombre de raza negra llega al sillón de la Casablanca después de una serie de hechos que lo llevan a colocarse como presidente del país. Ahora le ha sucedido a Barack Obama, que ha sido elegido por votación.
En el año 1959, Wallace publica su primera novela, que no tuvo la celebridad que tendrían más adelante las docenas de novelas que escribió; también fueron ensayos, artículos periodísticos y otras publicaciones por lo que fue conocido. Pero, su obra central es la novela, de ficción o realista, en la que combina la investigación rigurosa, el ingenio y el atrevimiento, encontrándose gran parte de su lectura atractiva, divertida y animada.

Ediciones Grijalbo, señala lo siguiente en 1974:
“¿Puede un negro llegar á ser presidente de los Estados Unidos? ¿Es posible que logre superar las infranqueables barreras — intereses monopolísticos, grupos de presión, racismo, indiferencia, inoperancia del sistema electoral americano— que indudablemente encontrará a su paso? E incluso en el caso de que consiga franquear todos estos escollos, ¿podrá llevar adelante su empeño de transformar el país, de convertirlo en una auténtica democracia? En EL HOMBRE, el lector hallará la respuesta a esa serie de interrogantes. Como consecuencia de un terrible accidente, y según prevén las normas de la actual Constitución norteamericana, Douglass Dilman se convierte en el primer presidente negro de los Estados Unidos. Las repercusiones —públicas y privadas— de esta elección son inmediatas. Dilman, que está en el gobierno pero no tiene el poder, intenta llevar adelante su programa tratando de superar con decisión los problemas nacionales y las crisis internacionales, enfrentándose a la pasividad de ciertos sectores, a la incomprensión de otros y a la abierta hostilidad de sus adversarios. Combinando hábilmente realidad y ficción, Irving Wallace confirma su talla de excepcional novelista y logra darnos un diagnóstico crítico y contundente sobre uno de los más graves problemas que tiene planteados la nación norteamericana”.

Wallace, en la mayoría de sus textos novelescos trata temas como la política, la religión y el sexo. Precisamente la facilidad de lectura y lo directo que era para señalar las situaciones dieron motivo para que fuera criticado desde diversos ángulos y muchos críticos le dieron la espalda. Algunos de sus títulos más famosos son: El salón dorado, la cama celestial, La segunda Dama, Fan club, El milagro y El séptimo secreto.
Sin embargo, pese a eso, vendió más de 250 millones de ejemplares con infinidad de traducciones a vario idiomas, siendo considerado uno de los escritores más leídos de todos los tiempos.
Evidentemente que en la época de 1964, cuando el libro El Hombre llegó a librerías, nadie, ni el más iluso de los segregacionista podía pasársele por la cabeza que un hombre de raíces negroides pudiera pasar la barrera de competir con blancos y llegar al cargo más alto de una nación top como era Estados Unidos. Hoy, ese disparate envuelto en papel de regalo, que es la ciencia ficción, nuevamente, como en otros ambientes de esa rama de la literatura, se ha hecho realidad y Barack Obama dirigirá uno de los países más grandes del orbe, porque más de la mitad de los electores votó por el candidato negro, que hoy ya prepara su Casablanca para cumplir lo que prometió.
Otra de las increíbles casualidades que existen entre este prolífero escritor y el recientemente elegido presidente Obama, es la concurrencia de dos hechos contrapuestos, ambos sucedidos a su debido tiempo y en la misma ciudad de Chicago; uno festejó sus jolgorios presidenciales e Irving Wallace encontró el fin de sus días en 1990.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home