Thursday, August 21, 2008


Un vuelo con tanta historia, que al final creó la Dirección General de Aviación Civil (DGAC)

Pocos recuerdan el verdadero chispazo de la aviación militar chilena iniciada en 1910, sólo a siete años después del primer vuelo del hombre en una máquina más pesada que el aire.


Ayer jueves 21 de agosto se cumplieron 98 años de una de las hazañas más grandes e importantes de la aviación chilena. Se trata del primer vuelo de un avión en territorio nacional, lo que pocos recuerdan como un hito valioso en los cielos del país.
Aquella mañana, casi sin desear acuñar una marca para la historia de la aviación chilena, las manos del piloto César Coppeta estuvieron sobre los primitivos mandos del avión Voisin, de fabricación francesa y lo elevaron por los aires; se paseó por los cielos de la ciudad de Santiago de Chile, por un largo rato, ante la vista de cientos de mudos testigos.
El espíritu aventurero y la audacia chilena, a comienzos del siglo pasado, condujeron de la mano el interés por el desarrollo aeronáutico en el país. Aquel primer vuelo efectuado por el piloto francés Coppeta y su Voisin, incentivaron al gobierno, autoridades y también al piloto italiano Bartolomé Cattaneo -quien se elevó en diciembre de ese mismo año en Santiago por muchas veces- a llevar adelante proyectos que viniera a respaldar la necesidad de contar con aparatos, espacios y pilotos para formar un grupo aéreo.
El gobierno chileno, debido en gran parte al éxito de aquellos valerosos pilotos y sus vuelos, decidió en 1911 enviar a oficiales y suboficiales del Ejército a adiestrarse y recibir la instrucción adecuada en Francia, para estar a la altura de otros naciones sudamericanas y crear personal aéreo chileno, que más tarde llegaría a ser una fuerza especializada del aire. Y el 11 de febrero de 1913 se crea la Escuela Aeronáutica Militar, un conjunto de profesionales dispuestos a asumir el reto de volar el extenso territorio nacional. Se designó como su primer director al capitán Manuel Avalos Prado, que destacaría más tarde en la aviación nacional.
Eso fue la partida para configurar todo un plan en la justa respuesta a crear pistas, rutas y radio-ayudas para sobrevolar el país, cada vez con mayor seguridad; también se dieron los primeros pasos en la comunicación, reglamentación y las normativas para volar. Más adelante, de ese conglomerado especial de hombres, surge una figura con una clara visión futura, el Comodoro Arturo Merino Benítez, quién llegado el momento logra conformar en Santiago, en 1928, el Club Aéreo de Chile. Posteriormente funda la Línea Aeropostal Santiago-Arica, que a la larga se transformaría en la Línea Aérea Nacional. La evolución constante de la aviación, viene a culminar en 1930 con la instauración de la Fuerza Aérea de Chile y años después -1997- lo que es hoy la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Todo partió el 21 de agosto de 1910.

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