Monday, April 16, 2007


Situaciones ovni en Chile
El caso Arica 1963

Una de las pocas situaciones que en Chile se mantuvo en secreto por largo tiempo. Es la prueba de un ovni captado al sur de Arica en el año 1963, ratificada por dos testigos confiables y coincidentes, a kilómetros de distancia.


Este suceso casi desconocido por el mundo chileno de la investigación ovni- dio la vuelta al mundo por ser uno de los pocos casos “trípode”, que dispuso en el mismísimo instante en que ocurrió, de tres instancias de testigos serios, profesionales y separados por decenas de kilómetros; uno, la tripulación y 75 pasajeros de una aeronave comercial de LanChile en vuelo, otro, un fotógrafo en el Alto de Chaca, al sur del puerto de Arica, y por último, a un controlador de tránsito aéreo en la torre de control del aeropuerto de Chacalluta.
Si se hace un análisis profundo del caso –en 1963 no había muchos personeros dedicados al tema ovnilógico- se descubrirá que el episodio es extraordinario, ya que para todos los involucrados en el hecho fue la primera vez que estaban frente a una situación de las características que se señala. Por ello, algunos se aferran a que este caso es sencillamente verdadero y ocurrió en la fecha que se indica; lo prueba la edición del diario “Concordia” de Arica, con varias fotografías captadas aquel día y publicadas varias veces como portada, debido a lo impresionante de las imágenes.

(Extracto de la nota en el Libro de Novedades de la Torre de Control del aeropuerto Chacalluta de Arica –Firmado: Patricio Borlone Rojas)

“El día 30 de enero de 1963, alrededor de las 21:00 horas, mientras esperaba atender al vuelo 901, un cuadrimotor DC-6 B de LanChile que había despegado del aeródromo Cavancha, en Iquique y que estimaba arribar al aeropuerto de Chacalluta, Arica, dentro de 30 minutos, recibo un llamado por la frecuencia de radio, VHF 118.1 megaciclos (hoy MHz) de dicho vuelo, que comúnmente llama sólo a diez minutos antes de aterrizar y solicita información de tránsito aéreo en la zona. Le pido que se mantenga en escucha en la frecuencia mientras realizo contacto con el Centro de Control de Área de Antofagasta (ACC) y la torre de Iquique, por si existían vuelos militares dentro de la extensión correspondiente y sin información de plan de vuelo. Incluí así mismo a la torre de control de Tacna, Perú, que está muy cerca de la frontera con Chile, y su respuesta también fue negativa.
Le señalé al piloto del vuelo 901 que no había tránsito de avión alguno en su ruta hacia Arica, a lo que respondió que a pocos minutos de vuelo después del despegue de Cavancha, tenía una luz grande y circular a unos 200 metros de su ala derecha y que le estaba formando a la misma altura. Como la situación era anormal y no está permitido por la legislación aeronáutica volar a aquella distancia, menos en horas nocturnas, excepto haya acuerdo previo, informé al ACC de Antofagasta lo que estaba sucediendo con el vuelo 901. El encargado del ACC tomó nota de la información, pero nada podía hacer. Insistí con el piloto que verificara lo informado y reiteró que la luz amarillenta se mantenía a la misma distancia de su ala sin efectuar evolución alguna.
Al pasar de los minutos, ya estaba volando sobre la capa de nubes que cubría el área y estaba entrando a la zona en que podía descender desde los 7.500 pies que volaba. Le autoricé a descender a 3.000 pies (1.000 metros) para prepararse para la aproximación a la pista en uso. Después de 6 minutos, el piloto llama para informar que está volando bajo la capa nubosa, tiene a la vista la ciudad de Arica y que aún permanecen la luz a su costado derecho. Empleando la fraseología técnica le pido que encienda sus luces de aterrizaje que van ubicadas en el medio de cada ala, en el DC-6B, para tener opción de ubicarlo con los prismáticos. Realiza la acción y logro identificarlo en una suerte de final largo a la pista en uso y también observo la luz que lo acompañaba. La visión del conjunto avión y luminiscencia acompañante las pude observar por unos seis segundos y luego la extraña luz hizo un increíble giro de 90° hacia arriba y se perdió a través de la capa nubosa, desapareciendo de mi vista, de la del piloto y los 75 pasajeros del vuelo”.

Aquella misma noche y a la misma hora del 30 de enero de 1963, en el Alto de Chaca, el fotógrafo y comerciante ariqueño, Gino Rossi, captó dicho evento y la imagen que se presenta en este artículo, dio la vuelta al mundo por lo inusitado de la toma que se había realizado con una cámara con un teleobjetivo de 20 centímetros y una exposición de 6 segundos, lo que hace que la circular figura de la extraña luz captada parezca un “gusano”; si Gino Rossi la hubiera tomado como una instantánea, se habría visto una circunferencia. Así lo señaló al diario La Concordia” el día que fue entrevistado.

Las personas que fuimos testigos de la evolución de la luz que acompañó al vuelo 901, ya sea desde la cabina del avión, de la elevación del Alto de Chaca o desde la torre de control de Chacalluta, fuimos primerizos en observar algo extraño en el aire que desconocíamos cual era su procedencia. Cada uno sabía que se trataba de algo que no tenía una explicación valedera, pero que sí existía, “porque lo estábamos viendo”, señaló uno de los pasajeros del vuelo 901 e insistió que no fue una espejismo o ilusión generalizada y, el comandante del avión, señor Cid, apuntó encontrarse sorprendido de la actitud de la luz, aunque no era amenazante, le pareció que en cualquier momento explotaría y su nave junto a ella. Mi impresión fue que algo inexplicable, y que no podía corresponder a otra nave hecha por el hombre o a algún experimento humano, puesto que se mantuvo cerca del ala del DC-6B por más de media hora sin realizar ningún movimiento, excepto mantenerse cerca de la aeronave. Con los conocimientos que un controlador de tránsito aéreo debe tener sobre meteorología, aeronáutica, física y otras ramas del saber, fui incapaz de determinar la calidad y procedencia del objeto avistado. Tal vez la experiencia fue impactante para muchos de los involucrados y varios hayan tenido para su futuro, una mirada distinta de las cosas y de la vida.
Desde ese 30 de enero de 1963 - mi primer avistamiento- me propuse leer, estudiar e investigar todo lo que no tiene una explicación racional.
Si bien es cierto que en la actualidad existen una serie de experimentos militares y científicos que podrían ser confundidos con las formas que podría tener un ovni, hace 44 años, el Hombre no tenía los conocimientos suficientes para imaginar un dispositivo que volara a una velocidad determinada y repentinamente, realizara un giro brusco en ascenso y acelerara en diez veces su velocidad.
Patricio Borlone R.

2 Comments:

At 9:53 PM, Anonymous Anonymous said...

Super bueno, se paso, un conocedor de su trayectoria en el estudio de los ovnis.

Pablo

 
At 5:55 PM, Blogger Unknown said...

www0710
van cleef & arpels jewelry
kate spade outlet
michael kors wallets
mcm outlet
polo ralph lauren
marc jacobs outlet
nike air max 90
supreme uk
ubiq shoes
coach outlet online





 

Post a Comment

<< Home