LOS LIBROS Y ALGO MÁS
El no querer tener acceso a los libros es
una paso atrás en su cultura.
Los libros para quienes reconocen su real importancia, ciertamente son un embrujo. Cuando uno es niño descubre que existe la posibilidad de tener acceso a ellos, a veces la alegría no se puede contener y el deseo más grande de todos es poseerlos. Desde luego que eso es una alucinación, una utopía casi irrealizable. Se podrán tener algunos, pero no todos.
Los volúmenes que viven en una biblioteca, sea esta pública o privada, tienen dones extraordinarios, son valiosos y han sido elegidos para revivir allí y entregar su contenido a los lectores.
Las bibliotecas, serias y discretas guardianes de los textos, novelas, cuentos, poesía y otros, hacen que las historias y secretos escritos allí, se refugien entre sus páginas. Aquellos libros bien cuidados no meten algazara, son silenciosos, son capaces de hacer sentir su peso, la suavidad de su papel, el relieve de las tapas y las curvas de sus lomos, luciendo incrustaciones doradas.
Los ejemplares uno lo puede llevar en la mano, debajo del brazo y hasta en un bolsillo o un maletín. Si su contenido es bueno, entonces se siente amor y atracción por lo que se puede encontrar en su interior. Los hay de todas clases. Desde una simple edición rústica, hasta aquellas ediciones casi impagables, de lomos elegantes y trabajados a mano, de cubiertas de verdadero cuero, de papel biblia, delgado y fino. No importa cómo, ni de qué material están hechos, lo importante es que el contenido seduzca y deje un conocimiento, porque la mejor ventana hacia la vida es el libro, ya que un autor lo creó para dejar su huella imperecedera.
No debe olvidarse que el libro parte de un árbol. El papel de las hojas y el cartón de sus tapas nacieron allí por la magia de la industria. Pero el contenido, la escritura, la información, los retratos del pasado y las voces de los que dijeron algo y que ya están muertos, se contienen entre sus páginas. Eso incluye pensamientos y reflexiones, para ser leídas y disfrutadas.
¿Por qué será que aquellos tiempos lejanos descritos se recrean en la mente y pareciera que el lector estuviera dentro de la escena que se describe?
Es simplemente porque se rompen las ataduras del tiempo y el libro transporta a los lugares. No cabe duda que hoy se puede contar con infinidad de libros gracias al desarrollo de la lengua (de cualquier idioma); gracias al papiro en su tiempo y a la celulosa hoy; a la tipografía y la imprenta de Gutemberg ayer, gracias a la impresión digitalizada, en este tiempo. Somos unos afortunados.
http://borlonerojas.blogspot.com
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