Monday, May 07, 2007


Mujer madura-hombre joven.


Situación que en el presente no se ve con malos ojos.



Hasta hace unos cuantos años, el paradigma enunciado en el título era poco menos que un sombrío atentado a la moral y se ocultaba como un terrible secreto. Pero desde que la mujer emprende la merecida inserción en el ámbito laboral y luego escala profesionalmente hasta obtener puestos medios para, por consiguiente, ser una ejecutiva de éxito, comienza a prosperar en empresas y sistemas públicos. Con notoriedad entabla su propia independencia, incorpora a todo lo anunciado que ya se ha hecho un sitio en lo cultural e intelectual, como haber obtenido logros como un Premio Nóbel en el país.
Todo esto ha hecho que la mujer tenga a su alcance una serie de instancias para sentirse atraída a escenarios que la lleven a esferas diferentes. Partió imponiéndose a mejorar su imagen; atreviéndose a buscar un hombre joven, recio, alegre, sin importar siquiera su estado civil. Entonces su vida comienza a cambiar, a sentirse segura de sí misma. No es una generalidad, pero existe.
Y sucede que, conjuntamente con entregar amor, la mujer madura se siente capacitada para brindarle al hombre joven toda su experiencia, entereza, influjo y por qué no decir, su plataforma. Esta actitud de hoy es un increíble golpe de timón a las reglas del poder que regía en los anales heterosexuales femeninos. Ella, en la mayoría de los casos, crecida económicamente y exitosa, se hace cómplice de dar pasos y buscar lo que siempre pretendió y rara vez recibió; atención, cariño, afecto y las correspondientes ternezas inherentes. Sucesivos encuentros fortuitos o no, van consolidando la relación mujer madura-hombre joven que, en muchos casos, ella acepta con agrado sin importar el “qué dirán”. Ella disfruta bajando a la edad del joven y él subiendo a la de ella. Los amores y atracciones repletas de fragancias van abriendo el camino que se han forjado.
Generalmente la mujer madura piensa que el joven le va a satisfacer en mejor forma que uno de su edad. Eso puede suceder o no. Pero su ansiedad de mujer, aquella de sentirse nuevamente deseada, más el merecido convencimiento que será capaz de sentirse completa, la hacen desconocer los años de diferencia que tenga el hombre joven que la acompaña. Lo importante es que ella se siente nueva, lozana, fresca interiormente.
No cabe duda que en este sentido, la sociedad ha cambiado o simplemente ha madurado. Hoy, prácticamente, todo tipo de relación heterosexual es aceptado, minimizando aquel tabú social de parejas de mujer mayor con hombres más jóvenes. Esto no quita que una parte de la sociedad, que no evoluciona con los nuevos tiempos, se refiera a él como un “gigoló”, aunque ya es un distintivo caduco, o bien lo tilden de aprovechador. ¿No habrá, acaso, en esas personas un oculto sentimiento de envidia? Es innegable que a muchos jóvenes les fascina la sola idea de tener experiencias con mujeres mayores, ya que reafirman su virilidad y la mujer madura rejuvenece y se siente sensualmente integrada, lo que viene a ser como un verdadero afrodisíaco para el jove hombre.
En estos días la génesis y la mezcla de esta clase de unión lanza un poco por el suelo y revierte aquello del machismo. Aquí se juega a que cada uno de ellos revalorice su filosofía de vida. En algunos países adelantados el porcentaje de estas parejas va más allá del 31%, lo que significa que la diferencia de edad ya no es motivo de impedimento de estas uniones. Todo el mundo conoce de parejas famosas y destacadas que se encuentran en situaciones similares, por lo que no será necesario nombrarlas. Y no se trata de una enfermedad que debe sufrir la mujer mayor con hombre mucho más joven, sino de algo que está –seguramente- relacionado con el atractivo sexual, el ADN o simplemente inscrito en lo profundo de su organismo. Y muchas de estas personas, se enamoraron porque no pusieron trabas a sus sentimientos y no porque detrás de ellas se esconda una patología, al involucrarse, incluso, con hombres que tienen la edad de sus propios hijos o tal vez menos. Esta situación, simplemente, es amor y mientras las feromonas juntas no se lo impidan, la atracción no desaparece

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