Monday, December 12, 2005


EL AUTOR INÉDITO QUE QUIERE SER PUBLICADO. (1)

Primer apunte hacia la escritura



Hay muchas personas que escriben silenciosamente, que marcan y sellan lo que escriben para sí mismas. Hay otras tantas que conocen a quienes escriben así, a escondidas, con temor de salir al aire donde se pueda respirar el difícil aroma de ser publicado. Esa actitud deja la impresión que no quieren salir del anonimato y permanecer encerradas allí. Si se pudiera penetrar en el interior de esas personas, la abrumadora mayoría desearía salir de ese rincón personal y ser debidamente publicadas.
El primer paso –sin lugar a dudas- es dejar de ser un escritor inédito. Difícil paso, pero no imposible. La edad o condición social tampoco importan, sólo tienen cabida la creatividad, la valentía y el desear plasmar en el papel la historia, el cuento o la novela que da vuelta en la cabeza desde hace tiempo. Entonces es recomendable incrustar en el papel cosas nuevas, con algo de ficción, con asomo de fantasía y una pizca de la realidad que lo rodea.
Comenzar contando historias personales no es beneficioso para que una editorial encuentre atrayente el texto. Las editoriales suelen estar llenas de esos temas. Hay que innovar, cambiar e irse a los temas que están de boga o esculpir su propia trama de algo que resulte interesante, excepto se decida publicar del propio bolsillo.
Los primeros balbuceos de un escritor son tener el espacio donde lo puedan leer; un diario, una revista, participar en un concurso, etc. Al comienzo es desmoralizante, pues nadie le toma en cuenta y de ahí al encierro personal de los textos, hay un sólo paso. Para que no ocurra esto, se debiera comenzar por ser parte de un taller de escritura; de cuentos; de literatura; ensayo o novela. Se aprenderán allí los primeros pasos de redacción y de saber como enriquecer el propio estilo expresivo que se tiene.
Existe un mundo interno en cada persona y también un mundo externo, visual y real que rodea a cada uno. Es allí donde están los temas que confluyen en los textos primeros, empleando, aunque no se tengan al principio, ni fluidez ni flexibilidad, toda la sapiencia y eso se obtiene con los talleres.
Se dice que a veces hay un soplo divino, una musa o una condición especial que se le otorga a alguien, pero en realidad es sólo la inspiración que ha estado encerrada y que ahora ha aprendido a salir al aire, cuando se tienen algunos conocimientos de escritura. Para muchos prosistas, escritores y novelistas los plectros e inspiraciones, llegan solas.
Para los iniciados, el deseo ineludible de escribir es la mejor credencial hacia el territorio de la escritura. Ahora, escribir solo o en medio de una multitud, ya es tema de apreciación y de cómo se escribe o qué se escribe, dependerá de cada persona. Por eso es necesario saber y conocer algunos trucos de las técnicas del oficio, las que aportarán una mayor posibilidad de encontrar la vía que se usará y alimentará el proceso de la autentica escritura de cada uno.
El escribir debe ser una constante práctica; hay que lanzarse, dejarse llevar por lo que pasa por la mente, elegir el lenguaje, crearse un espacio y muchas veces no engancharse en una lógica, a veces es bueno tergiversar esos pasos. Hay que recordar que no se trata de informar lo que sucede en una situación, sino de transformarla para que el lector del texto logre imaginársela. Hay que evitar entregar los textos deglutidos y masticados. Se debe contar lo diferente y no lo obvio.
Cuando exista esa mano ya suelta, entonces se puede pensar en publicar y antes, dar a leer sus textos a quienes se lo merezcan.

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