El agua; cada vez más cerca del desastre.
Chile, un país en plena sequía, se encuentra amenazada su producción de frutas que se exporta a casi todo el mundo.
Si en la Tierra existe un recurso que hay que cuidar, es el agua. La relación con este elemento que ha existido desde mucho antes del inicio del Hombre, ha consentido la huella de la vida, de la existencia y evolución, porque sin agua no concurriría la vida. Si bien es cierto que en el futuro no será fácil conseguir agua dulce en abundancia, es en la actualidad cuando hay que planificar la forma de evitar las guerras que podrían traer la falta de este recurso en algunos lugares del mundo.
El promedio que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha calculado por persona como gasto diario en el planeta, es de 50 litros, incluyendo todos los servicios básicos del ser humano, sin contar lo que podrían consumir los animales domésticos. Es cuestión de multiplicar 50 por siete mil millones o algo más y sacar una cuenta rápida. Suena como una gran cantidad diaria de consumo de agua y es absolutamente cerca de la realidad. Y no contemos con las sequías que asolan a gran parte –por ejemplo- de Chile, en que la escases del valioso líquido está causando desastres agrícolas y ganaderos en unas cien comunas de las Regiones centrales del país, que son las abastecedoras de variedad de frutas, legumbres y de los parronales de los cuales se hacen unos de los mejores vinos del mundo.
El líquido que está escaseando por falta de lluvias, ha dejado de llenar tranques y ha debilitado ríos. Como un ejemplo, una nota de Sergio Bitar señala: “Para producir una copa de vino, de 125 ml, se requieren 120 litros de agua; para producir una manzana, 70 litros de agua; para producir una hoja de papel, 10 litros de agua; una taza de café, 140 y una hamburguesa 2.400 litros de agua”.
Pese a que Chile tiene unos 4.200 kilómetros de costa, la sequía está haciendo estragos. Tal vez haya decenas de proyectos que se piensan adecuar para suplir el recurso hídrico, pero es hoy cuando más se necesita; es difícil, excepto se eche mano a bombardear las pocas nubes que se forman para obtener algo lluvia, si meteorológicamente es posible hacerlo.
También debe haber proyectos que deben estar en desarrollo, como es el proceso hídrico de la desalinización, un sueño humano desde hace mucho, que hace posible usar el agua de mar a lo largo de la costa chilena para regadío, consumo humano y otros menesteres, pero el proceso requiere una gran inversión, cantidad de energía a consumir y deja grandes cantidades de salmuera, cual es el problema que existe en estos proyectos. ¿Qué hacer con ella?
A España, que es uno de los países que lleva experiencia en ello, habría que consultarle, tal como lo ha hecho Estados Unidos, Argelia y Marruecos sobre la salmuera que resta y la forma como se devuelve al mar sin que exista peligro que afecte a la flora y fauna local y cercana a las desalinizadoras.
Todos los seres vivos dependemos del agua y es ahora cuando hay que planificar lo que se hará en el futuro cercano; y la verdad es que no queda muchos tiempo. Para 2030 tal vez necesitemos el doble de agua dulce en Chile. ¡Es hora de comenzar a trabajar!
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