Es hora de plantear lo peligroso.


Esta vez fueron diez los muertos en el accidente del avión del Club Aéreo de Carabineros de Chile, despegado el miércoles en la mañana desde Tobalaba, ¿Y cuántos más podrán ser mañana?

El aeródromo Eulogio Sánchez, también llamado Tobalaba, designado internacionalmente por OACI como SCTB, ha anexado diez víctimas fatales más a su lista que viene de antes de los años 60. La antigua y pequeña pista de asfalto, de mil metros de largo por 30 metros de ancho, se encuentra comprimida y ahogada por un sector poblacional crecido que la tiene sin respiro.
Se ve estrangulada, sin dejar espacios libres suficientes para ser usados como una alternativa en caso de falla de motor u otro desperfecto en los despegues. Sólo preexisten miles de casas y calles con árboles en todo el sector o una que otra cancha de fútbol aislada en sus cercanías. No hay espacio alguno para los fines de usar en caso de emergencia. Los valientes pilotos se juegan diariamente la vida en cada despegue. Decididamente, el aeródromo de Tobalaba está llegando a un punto de inminente peligro para los residentes en las cercanías del emplazamiento, que es el que tienen el mayor movimiento tránsito aéreo de aeronaves de aviación general, en el país. Desde luego, el aeródromo Eulogio Sánchez no tiene la culpa que se encuentre en las condiciones actuales de saturación.
Si bien, hoy existe mucha tecnología que permite volar con seguridad en cualquier parte del mundo y cualquier aeródromo admite convivir con las zonas urbanas de la ciudad, hay países como Chile, exactamente en Santiago, zona Metropolitana que –después que se negoció y desapareció Los Cerrillos- no existe otro lugar adecuado para que opere la aviación general, o tenga un lugar como aeródromo de alternativa para vuelos que salen de Tobalaba y que pudieran tener una emergencia.
Además, urbanistas, ingenieros, empresas constructoras, municipalidades y sus propios planes reguladores comunales, pareciera que jamás han considerado ni por casualidad, las disposiciones que existen en la documentación aeronáutica –DAR 14, de la DGAC- respecto a construcciones habitacionales, edificios, etc., cercanas a aeródromos, aeropuertos o simplemente pistas privadas. Estas disposiciones sólo tienen por norte el evitar la saturación y el asfixie de las importantes instalaciones aeroportuarias; los documento están elaborados, sobre todo, para orientar que toda construcción conurbana que se planifique y/o sobrepase la línea imaginaria de la prolongación de los ejes de a pistas, cualquiera sean esta, se construya permitiendo dejar los espacios que se norman.
Tobalaba es un ejemplo como “no” se deben hacer las cosas. La Florida, en esta Región de Coquimbo, va en camino de lo mismo.
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