Wednesday, September 21, 2005

HURACÁN KATRINA UNA ESQUIRLA DE KIOTO


El huracán Katrina ha cambiado el rostro a ciudades del sureste de Estados Unidos y eso es lamentable

Lo sabe el mundo. El país más rico, más iniciador de guerras, más seguro de sí mismo, el de la economía más firme del planeta, donde ahora el cólera y la muerte están en cada esquina de aquellas desbastadas localidades, ha dejado a la vista una cara poco conocida del gigante del norte: la de la extrema pobreza y el menosprecio que se tiene por los afro estadounidenses, latinos y pobres, con la tardía reacción del gobierno federal para administrar socorro expedito a las víctimas. La nación que hoy domina el mundo no ha sido capaz de resistir un embate que lo ponga a prueba internamente. Para los ataques exteriores posee el monstruo de seguridad que no tiene nadie, pero al apoyar a sus propios habitantes, ha quedado la sensación de haber recibido un magistral golpe al mentón que lo dejó tirado en la lona. El propio huracán Katrina ha puesto en evidencia el padecimiento crónico del gigante, al no saber que hacer por momentos y desorientarse al decidirse a actuar.Cuando el Protocolo de Kioto fue firmado por 125 países el 11 de diciembre de 1997 con el compromiso de disminuir, entre 2008 y 2012, las emisiones de gases causantes del calentamiento global de la tierra en un 5,2 por ciento respecto a 1990, el presidente estadounidense, justificó su decisión de no firmar, debido a los supuestos daños que iba a acarrear el cumplimiento del Protocolo en la economía de su país. Y hoy el mundo es testigo de la cuantiosa cantidad de miles de millones de dólares que se están gastando y lo que se espera desembolsen para reconstruir esas ciudades, que tal vez ni vuelvan a estar en el mismo sitio. El Protocolo de Kioto está penando tangencialmente a los hechos en razón al Katrina. Ya no importa si el gobierno norteamericano firmó o no firmó dicho Protocolo en 1977, el huracán Katrina habría entrado por el sur con la misma fuerza que acometió hace días; no se trata de firmas, se trata de haber comenzado hace casi 30 años a disminuir la contaminación atmosférica en el país más contaminante del mundo. Un cercano 38% de la contaminación del planeta, la tiene Estados Unidos, entonces, como dicen hoy, es el país “que la lleva”.Una pregunta que está en el ambiente científico es: ¿Se está incrementando la violencia de los huracanes nacidos en el Atlántico? Pareciera que nadie quiere dar una respuesta a eso, por ahora. Pero lo que sí está claro y cierto, es que la frecuencia de estos huracanes ha aumentado considerablemente y esto sólo ocurre cuando hay un encadenamiento, un nexo y una unidad relativa al calentamiento global de la atmósfera.Es en ese contexto que se está observando hoy, J. M. Horler, licenciado en Ciencias Atmosféricas, señala que el calentamiento global va a originar que la situación “sea cada vez peor, algo que de hecho ya se está empezando a dar”, advirtió Horler y agregó: “De no tomarse medidas para quebrar la inercia respecto a este tema, la frecuencia de huracanes se irá incrementando en los próximos veinte años”. Según aclaró el especialista, ese proceso será paulatino, aunque se puede llegar a frenar, si se toman medidas como las que contempla el Protocolo de Kioto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y eso es, precisamente, lo que Estados Unidos se niega a apoyar, al no haber firmado dicho Protocolo. ¿Qué puede esperarse, entonces, de lo que ocurra en toda la costa atlántica de ese país en los años próximos?