Sunday, August 14, 2011


A parchar el bote.


Aunque –aparentemente la economía va bien- el rumbo tomado por la quilla mandadora está a la deriva, sin tener una orientación consolidada; parece faltar autoritarismo.

Las miradas deben estar en el presente y no adelantarse tanto a miradas futuras ni a proteger los anhelos de los futuros presidenciables, si el agua está entrando hoy al bote.

No se ha querido escuchar a estudiantes, profesores y empleados que señalan con un dedo cierto, que el agua está entrando al bote por donde dice la ciudadanía. La pintura nueva que se le hizo hace poco, sólo tapó los hoyitos a la vista; fue un simple parche necesario por el momento.

Las últimas decidoras y fatales encuestas mensuales, léanse o no por el capitán del bote, cada vez lo hunden más porque se dedica a cosas pequeñas y no a las grosas que son las que valen. Aunque –aparentemente la economía va bien- el rumbo tomado por la quilla mandadora está a la deriva, sin tener una orientación consolidada; parece faltar autoritarismo.

Los que habrán leído alguna vez a Horacio Quiroga y su cuento “A la deriva”, sabrán bien que la picada de una víbora es dañina y mortal, si no existe a la mano un antídoto fuerte, y debe ser rápido de obtener. Esto es para que no le pase lo ocurrido a Paulino, el protagonista, que después de lanzar la canoa al río Paraná, en busca de solución, fallece de la picadura de la peligrosa víbora yararacusú, que lo va debilitando poco a poco porque la demora es demasiado para encontrar el antídoto y se da vueltas y vueltas en los remolinos del río y nada.

En nuestro caso, la solución o antídotos para esta picadura fatal que se ve reflejada en las encuestas, está en la ciudadanía; hay que hacer caso a la gente, salir a la calle y mirar hacia ellos que son los que eligen a sus gobernantes. Es la ciudadanía la que vota, levanta o baja a aquellos que pretenden gobernar y que cuando postulan, entregan y prometen mil soluciones a situaciones simples, pero llegada la instancia, es mejor mirar hacia otro lado y no cumplir aquello que se anunció, pactó o juró. Por ahí le entra agua al bote y por ahí pica la serpiente venenosa yararacusú.

Los estudiantes desean se desalojen las grande ganancias y el lucro de la educación; hay bataholas, bullicios, y destrozos. Habrá nuevos movimientos estudiantiles en el futuro, y cada vez se suman más participantes, incluyendo las ya conocidas y ruidosas caceroladas en apoyo masivo en protestas nocturnas. Y no es sólo en Santiago, es en Concepción, Valparaíso, Copiapó e Iquique.

A los ruidos y sonidos hay que ponerle oído pronto, si no se va a pensar que hay una suerte de desprecio hacia aquellos grupos que forman parte de la ciudadanía, que pujan por que se les escuche. Y lo peor sería no escuchar sus gritos. Se está en la mitad del viaje para llegar a puerto y en un bote incierto, así se corre el riesgo de que entre más agua –invisible para algunos- pero muy visible para la mayoría. Los parches que le harían bien en estos días son: Educación de calidad, termino del lucro educacional, cambios a la Constitución, alza de impuestos a los grandes consorcios y mejorar pensiones de los jubilados, todos, sin excepción.

¿Qué sucederá, al final?